jueves, 24 de marzo de 2016

Unidad Editorial: el día de la marmota

CNT_Marca3No ha pasado mucho tiempo desde que hablábamos de los últimos despidos en la empresa o de los nuevos recortes diseñados por parte de la dirección. Tampoco ha pasado mucho tiempo desde el último ERE; ni desde el anterior, ni desde el anterior del anterior… Al igual que en el día de la marmota, nos despertamos un día tras otro con las mismas noticias de siempre: despidos-recortes-ERE.
Ahora, en una vuelta de tuerca más, se encarga una auditoría a cierta empresa externa para justificar los nuevos despidos y recortes con su, por supuesto, baratito informe. Como si no se supiera de antemano quién sobra y por qué. Claro, que siempre es mejor mirar para otro lado y quitar a los tan ‘incómodos’ trabajadores y sus derechos… para contratar tras ello a la nueva mente pensante que nos saque de esta.

Alguien debería darse cuenta de que, tras el enésimo plan de reestructuración, hay casi más mentes pensantes que curritos y que esto cada vez va a peor.
Como decíamos en nuestro último comunicado -y ahora nos recuerdan los comités de empresa del grupo- los gastos de los directivos aumentaron un 13% en 2014 con respecto a 2013; sueldos, planes de pensiones, coches de empresa… para los de siempre, aquellos a quienes, aunque la empresa se hunda, siempre flotan.

Sin embargo, a nosotros nos bajaron el sueldo, nos recortaron derechos y no ha dejado de haber despidos -incluso de algún que otro director molesto-, siempre con el objetivo de mejorar la penosa situación para, en realidad, empeorarla un poco más.
¿Qué pasará ahora con el acuerdo firmado en 2014 donde se acordaba el cobro de una retribución variable que compensara los daños y pérdidas ocasionados? No se sabe, pero por el momento nos anuncian en su Plan Trienal que quieren recortar en gastos externos 45 millones y en masa salarial 40, de los cuales 15 serán en Unidad Editorial, además de vender áreas de negocio que no sean rentables, ¡y eso antes de las conclusiones de la empresa auditora! Pero, eso sí, para 2018 quieren unos pequeños beneficios de 60 milloncitos de nada. ¿Hablaremos entonces de subidas de sueldo, de mejoras y nuevas contrataciones? Mucho nos tememos que no. Y mucho nos tememos que, al igual que en el día de la marmota, volveremos a vivir el traumas de los despidos y las rebajas salariales si no hacemos nada para evitarlo. Y desde luego no se puede decir que, hasta ahora, la empresa se haya encontrado mucha oposición a sus continuas salvajadas en materia laboral.

Pues bien, una vez más -también como en el día de la marmota- desde CNT seguimos afirmando que lo que ocurra dependerá de la fuerza que seamos capaces de oponer frente a los planes de la empresa, y por eso mismo, seguimos haciendo un llamamiento a la concienciación y a la defensa de nuestros intereses como trabajadores, nuevamente… Como en el día de la marmota. Esperemos que esta vez seamos capaces de romper el círculo.

Sección Sindical de CNT

lunes, 7 de marzo de 2016

8 de marzo: Invisibles nunca más

El 8 de marzo es un día de reivindicación y lucha. Un día en el que visibilizamos y reconocemos a aquellas que, contra viento y marea, se siguen enfrentando al poder como obreras y como mujeres. Un día en el que afirmamos que la realidad de la mujer trabajadora nos dibuja un mapa en el que la invisibilización, la pobreza, la discriminación y la violencia son aspectos definitorios. Un día en el que recordamos que la lucha de la mujer trabajadora ni es ni puede ser una lucha secundaria.

Las mujeres de clase obrera se enfrentan diariamente a una doble discriminación: por ser obreras y por ser mujeres. La brecha salarial alcanza niveles vergonzosos y se concreta en cosas como la menor retribución de las mujeres por trabajos equivalentes (como ocurre, por ejemplo, en la diferencia entre limpiador/a y peón); infravaloración de categorías tradicionalmente femeninas (camareras de piso, planchadoras, cuidadoras...) o diferencias salariales entre sectores feminizados y masculinizados.

Esta discriminación también se materializa en aspectos relacionados con el acceso al empleo, la promoción o la formación: establecimiento de criterios de selección falsamente objetivos (por ejemplo, exigir un título de automoción para trabajar en una cadena de montaje); criterios basados en la disponibilidad horaria o, lo que es peor y más habitual, ausencia de criterios de selección, lo que permite a la empresa contratar de forma sexista sin más explicación; eliminación de determinados beneficios para categorías con sobre-representación femenina (como pluses, cobertura de vacantes o transformación de contratos temporales en indefinidos); establecimiento de cursos de formación fuera de la jornada laboral... etc.

A esto hay que sumar que los contratos temporales en activiades de carácter permanente, los falsos contratos parciales con jornadas extenuantes o los trabajos por horas, sin cotización o sin contrato, afectan mayoritariamente a las mujeres. Todo ello debe ser entendido en base a que la inmensa mayoría de los cuidados informales y formales son llevados a cabo por mujeres y esas tareas, fundamentales para el mantenimiento de la sociedad, están profundamente infravaloradas. A esterespecto, la última reforma laboral supuso una vuelta de tuerca más al llevar a cabo una regresión en lo referente a la restricción de la posibilidad de reducción de jornada, la des-responsabilización de las empresas en la implementación de medidas por la igualdad y la eliminación de facto de cualquier atisbo de corresponsabilización entre hombres y mujeres.

La conciciliación se entiende como un derecho, no como una obligación. Es decir, no se puede obligar legalmente a un hombre a compatir las tareas domésiticas y que, por lo tanto, eso afecte a su situación laboral, de la misma manera que no se puede obligar a una mujer. La diferencia es que las mujeres están obligadas como consecuencia de la división de tareas en un sistema patriarcal, que es mucho más implacable que la ley.

Para rematar la faena, la paralización de la ley de promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia, con su consecuente eliminación de la cotización a la Seguridad Social de los cuidados familiares, supone no sólo la confirmación de que las personas dependientes no son consideradas sujetos de derechos sino que, además, esa pérdida de derechos debe ser extendida a las personas cuidadoras: que se verán todavía más aisladas, más empobrecidas y más dependientes de los ingresos de terceros.

Cuando las tareas domésticas se realizan de forma remunerada, la situación (mejorada con la entrada en vigor del Real Decreto 1620/2011) continúa siendo dantesca. Las Empleadas Domésticas son un sector que, simple y llanamente, no tiene reconocidos los Derechos Fundamentales que marca la Constitución Española y que está fuera del Estatuto de los trabajadores: pueden tener el deber de pernoctar en su puesto de trabajo, además de las 40 horas semanales, pueden tener la obligación de encontrarse a disposición 20 horas semanales más (además de las horas extra); no tienen derecho a prestaciones por desempleo; su despido es más barato y cabe el mero desistimiento; no tienen derecho a la jubilación anticipada ni parcial; la posibilidad de inspección se encuentra limitada; la nulidad del despido nunca conlleva la readmisión y la jurisprudencia tasa la indemnización en caso de despido nulo al equivalente a un despido improcedente en el Estatuto de los Trabajadores.

La mujer trabajadora se enfrenta diariamente no sólo a estas situaciones sino también al hecho de que esas injusticias estén normalizadas en una sociedad machista. Esta normalización de la desigualdad es causa de la feminización de la pobreza, limita que las mujeres puedan enfrentarse a la violencia de género y dificulta, de forma directa, la participación de la mujer en las luchas sindicales. La lucha de la mujer trabajadora se ve habitualmente ignorada, menospreciada e incluso ridiculizada.

Para la CNT, es la Clase Obrera auto-organizada la que es capaz de analizar, comprender y revertir esas situaciones en una lucha que, por se obrera y libertaria, es necesariamente antipatriarcal. Por todo ello, en este 8 de marzo, los trabajadores y trabajadoras de la CNT volvemos a afirmar alto y claro que no, que no hay luchas de segunda, hay oprimidas de segunda y que, por ello, continuaremos enfrentándonos a la invisibilización, la pobreza, la discriminación y la violencia.

Viva el ocho de marzo

Viva la lucha de la mujer trabajadora